Åšmierc Rudolfa Hessa [spanish], Rudolf Hess

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Exterior
y*
Cientos de policías asaltan un
Consulado iraníen Arabia Saudí
y detienen a varias personas
Pagina 2S
A los 93 años y tras 40 de cárcel
traslado de Hess al hospital mili-
tar británico de la ciudad y el
comunicado oficial sobre su fa-
llecimiento en Spandau fueron
explicadas por los observadores
en Berlín aduciendo que los alia-
dos podrían considerar su estan-
cia en la clínica equivalente a su
internamiento en prisión.
Rudolf Hess, que padecía
también del corazón, será ente-
rrado probablemente en el pan-
teón de su familia en la pequeña
localidad de Wunsiedel, en la
cordillera del Fichtel (Baviera),
donde reposan los restos de sus
padres, su hermano y su cuñado.
El último preso de Spandau no
pudo ser visitado hasta las navi-
dades de 1969 por su familia más
directa, su mujer lisa y su hijo
Wolf Rudiger, a los que, desde
entonces, se les permitía acceder
al interior de Spandau una vez al
mes.
Hess, al que se le prohibió
durante todo su tiempo en la-
cárcel leer cualquier papel o li-
bro sobre el nacionalsocialismo
o su propio caso, recibió la últi-
ma visita familiar por parte de
una de sus primas, que no en-
contró al anciano aquejado de
ninguna dolencia grave.
El estado de salud de Hess, sin
embargo, empeoró a lo largo del
presente año y obligó a sus guar-
dianes a trasladarle en dos oca-
siones, en los meses de marzo y
abril, al hospital militar británi-
co de Berlín Oeste, de donde
pudo regresar recuperado a su
celda.
Aunque las fuerzas aliadas en
Berlín nunca han dado detalles
sobre la salud de Hess, su familia
confirmó que Hess sufrió esta
primavera una pulmonía que
obligó a su traslado urgente al
citado hospital militar.
Falleció en Spandau Rudolf Hess,
ex-lugarteniente de Hitler
Juan Carlos Barrena, BONN. EFE
Rudolf Hess, ex-lugarteniente
de Hitler y último superviviente
de los procesos de Nuremberg,
falleció ayer en la soledad de la
cárcel militar aliada para
criminales de guerra de
Spandau, en la que ocupaba
como preso «número 7» una de
sus celdas desde hace 40 años.
Hess, de 93 años de edad,
falleció prácticamente ciego,
sordo y con trastornos mentales
acompañado únicamente por el
destacamento de soldados
estadounidenses encargados
este mes de su custodia en la
prisión berlinesa de Spandau.
Alfred Seidl, abogado perso-
nal del que fuera brazo derecho
de Hitler fue el primero en co-
municar la muerte de Hess a la
prensa y su único hijo, Wolf
Rudiger Hess, que a lo largo de la
tarde había tratado inútilmente
de contactar con las fuerzas alia-
das en Berlín para conocer el
estado de salud de su progenitor.
El fallecimiento de Hess fue
confirmado posteriormente por
el Gobierno Militar británico en
Berlín Oeste que difundió un
comunicado a las 19,23 horas
locales (17,23 gmt.) en el recinto
de Spandau, aunque no se seña-
laron las causas.
El comunicado oficial destaca
que «según lo estipulado en un
acuerdo de las cuatro potencias
El prisionero pasea en solitario por el parque de su prisión, (TELEFOTO AP>
aliadas y tras ser tomadas las
medidas pertinentes, los restos
mortales de Rudolf Hess serán
entregados para su entierro a sus
familiares en la República Fede-
ral de Alemania».
Hess, será derribada por com-
pleto.
«Con la muerte de Hess, uno
de los principales criminales de
guerra nacionalsocialista, con-
denado a cadena perpetua en
1946 por el tribunal internacio-
nal militar de Nuremberg, la cár-
cel de Spandau ha cumplido su
función», reza el comunicado.
Las especulaciones sobre el
graves estado de salud de Hess
comenzaron a circular a últimas
horas de la tarde de ayer, cuando
circuló la noticia de que el ancia-
no había sido trasladado con
inusual urgencia al hospital mili-
tar británico de Berlín Oeste.
Dichas especualaciones se vie-
ron confirmadas por el hecho de
que los responsables militares de
las cuatro potencias en Berlín se
encontraban reunidos de forma
permamenente desde hacia ho-
ras.
Spandau será derribado
Las cuatro potencias aliadas
-Estados Unidos, Unión Sovié-
tica, Gran Bretaña y Francia-
anunciaron asimismo que la pri-
sión para criminales de guerra de
Spandau, vacía tras la muerte de
Clínica-prisión
La contradicción entre las in-
formaciones que anunciaban el
Una vida junto a Hitler
Madrid, EFE
Fue allí donde estableció con-
tacto con Hitler y se alistó en su
partido, convirtiéndose en uno
de los más apasionados seguido-
res del dirigente nacionalsocia-
lista, a quien acompañaba en
todos los actos que organizaba.
Estuvo a su lado siempre en
los numerosos incidentes que
Hitler protagonizó.
En uno de aquellos incidentes
Rudolf Hess resultó herido en la
cabeza, lo que dio origen, tiempo
después, al rumor de que a partir
de entonces su cerebro quedó
afectado.
Sus contactos con Hitler se
fueron estrechando y en 1923 era
ya uno de sus mas íntimos cola-
boradores.
En noviembre de aquel año
ambos fueron detenidos cuando
participaban en una manifesta-
ción e internados en la cárcel de
Landsberg, en la que Adolf Hi-
tler dictó a Hess su «Mein
Kampf» (Mi lucha) y éste se
encargaba de corregir las faltas
de sintaxis.
Al ser puestos en libertad,
Hess se convirtió en el ayudante
personal de Adolf Hitler y en
1933, cuando este asumió el po-
der en Alemania, fue nombrado
representante suyo en la direc-
ción del* partido nacionalsocia-
lista.
A partir de aquel momento
Rudolf Hess estuvo presente en
todos los momentos culminan-
tes del nazismo y ocupó cargos
relevantes tales como ministra
sia cartera, miembro de Reichs-
tag, miembro del Consejo de Mi-
nistros del Reich, miembro del
gabinete secreto y llegó a ser
nombrado sucesor del Fuhrer,
inmediatamente después de
Hermann Goering. También fue
general de las S.S.
El 16 de mayo de 1941, en
plena segunda guerra mundial,
Rudolf Hess realizó, en solitario,
un inesperado viaje en avión a
Gran Bretaña, acción que fue
calificada de «locura» tanto por
los alemanes como por los alia-
dos y jamás se ha llegado a saber
el motivo del vuelo y el objetivo
que perseguía Rudolf Hess.
Una de las versiones más
aceptadas fue que, en aquel vue-
lo, Hess era portador de un men-
saje verbal del Fuhrer en el que
proponía a Gran Bretaña un pac-
to para conseguir la paz entre
ambos países.
Cuando el avión en que viaja-
ba Hess entró en el espacio aéreo
de Escocia estuvo a punto de ser
derribado por aviones de caza
británicos y el dirigente nazi se
lanzó en paracaídas.
Detenido por la Policía no fue
identificado satisfactoriamente
hasta 24 horas después de su
captura. Hess no consiguió ha-
blar con miembro alguno del
Gobierno británico y permane-
ció encarcelado hasta el final de
la guerra, en que fue devuelto a
Alemania para ser procesado
por el tribunal especial de Nu-
renberg, encargado de juzgar a
Rudolf Hess, el ex-lugarte-
niente de Adolf Hitler fue inter-
nado el 18 de junio de 1947 en la
prisión de Spandau, condenado
a cadena perpetua.
Le acompañaban otros seis
hombres que ocuparon cargos
de responsabilidad en la Alema-
nia nazi para cumplir sus respec-
tivas condenas, dictadas por un
tribunal internacional especial
que procesó en Nuremberg a 21
dirigentes nazis y dictó 14 penas
de muerte.
Los otros seis reos, con los que
nunca habló, abandonaron la
cárcel tras cumplir sus condenas
o por razones de salud, y desde
1970 Rudolf Hess era el único
ocupante de una prisión de
Spandau que costaba sostenerla
un millón de dólares.
Rudolf Hess nació en Alejan-
dría, Egipto, el 26 de abril de
1894, en el seno de una familia
acomodada dedicada al comer-
cio, que en 1906 regreso a Ale-
mania.
Al estallar la primera guerra
mundial, Hess se presentó vo-
luntario en el Ejército alemán e
hizo la campaña en tos Cárpatos.
Al terminar la contienda, Ru-
dolf Hess, que tenía entonces 25
años, reanudó sus estudios de
Historia y Economía en la Uni-
versidad de Munich, ciudad en
la que se registraron diversos
incidentes de carácter político y
estudiantiles.
En Berlín, Junte a Hitler en loe tiempos de triunfo, (TELEFOTO ARCHIVO)
los dirigentes nazis como «cri-
minales de guerra».
El tribunal dictó cadena per-
petua contra Rudolf Hess, a pe-
sar de que los soviéticos pedían
para
t)
la pena de muerte, pero
prevaleció el criterio de que el
estado mental del acusado era
deficiente, aunque los psiquia-
tras que le reconocieron declara-
ron que su estado mental era
perfecto.
En 1967 consiguió que le visi-
tara su abogado a quien dictó su
testamento y tres años después,
convertido ya en el solitario de
Spandau, fue autorizado a reci-
bir la visita de sus familiares.
Las tres potencias occidenta-
les mostraron en diversas oca-
siones su buena voluntad para
poner en libertad a Rudolf Hess,
mientras que la Unión Soviética
siempre se opuso por considerar
que el lugarteniente de Hitler era
«un símbolo de la victoria sobre
los nazis».
EL NORTE DE CASTILLA • Martes, 18 de agosto de 1987
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